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Estás usando mal la IA (y eso te está dejando atrás)

Andres Duque
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En América Latina, la Inteligencia Artificial se ha convertido en el tema de conversación diario. Está en los noticieros, en las oficinas y en las mesas de café. Sin embargo, existe una paradoja incómoda: hablamos de ella todo el tiempo, pero casi nadie la entiende de verdad.

Los titulares sensacionalistas y los hilos virales de "hazte rico con GPT" han reemplazado al estudio serio. Esto está creando una brecha peligrosa entre lo que creemos que es la IA y lo que realmente está sucediendo en el mundo. Mientras nosotros consumimos contenido pasivamente, gigantes como Google, Meta o Amazon invierten miles de millones en investigación. Países como China integraron la IA en su plan nacional de educación primaria desde 2017. 
En contraste con lo anterior, la respuesta institucional en nuestra región sigue siendo lenta: marcos legales incompletos y modelos educativos que, en muchos casos, siguen anclados en siglos pasados.

El resultado a la fecha de hoy es alarmante: hablamos de IA como expertos, pero la usamos como aficionados.
Ten presente que la IA no es un buscador: es tu copiloto.

Esta pasividad sistémica se refleja en cómo tú y yo usamos estas herramientas cada mañana. El error más común es tratar a la IA generativa (como ChatGPT, Claude o Gemini) como si fuera una versión glorificada de Google. 
Le pedimos, resúmeme este PDF, Dame la capital de Colombia, escribe un correo para mi jefe. En conclusión le pedimos datos simples, resultados inmediatos y atajos. No le pedimos conocimiento profundo ni procesamiento crítico.

La diferencia entre pedir y colaborar

La crítica más común hacia estas herramientas son las "alucinaciones" (información falsa). Pero muchas veces, el problema no es solo el modelo, sino el usuario.
Una IA no es una bola de cristal; es un motor de razonamiento que necesita contexto. Te explico: El Aficionado pregunta: "Escribe una estrategia de marketing para vender zapatos" mientras que el Copiloto instruye: "Actúa como un experto en marketing digital. Analiza el siguiente contexto de mi marca de calzado sostenible y desarrolla una estrategia enfocada en el mercado joven. Usa estos datos de ventas adjuntos para fundamentar tus sugerencias." ¿Ves la diferencia?

Si no entrenas a la IA con buenas instrucciones (Contexto, Rol, Tarea y Restricciones entre otras), es como esperar una sinfonía de un instrumento que apenas sabes tocar. La IA no viene a sustituir tu criterio; viene a amplificarlo, siempre y cuando tengas uno, por eso hay que estudiar, prepararse y estructurarse profesionalmente para conseguir los objetivos trazados y sobre todo, sacarle provecho a la IA a nivel Doctoral. 

El verdadero peligro: La Delegación Cognitiva.

Ahora bien, el problema de fondo es mucho más grave que recibir una respuesta mediocre. Estamos cayendo en un error silencioso pero letal: la delegación cognitiva total. Estamos entregando a la máquina la tarea de procesar datos, estructurar ideas y generar argumentos, saltándonos el filtro más importante: nuestra verificación y análisis crítico.

El peligro real no es que la IA "piense por ti"; el peligro es que tú dejes de pensar.

Cuando aceptas cualquier salida del modelo sin contrastar fuentes, sin cuestionar las premisas y sin revisar la lógica, te conviertes en un simple repetidor. Esto no te hace más inteligente; te hace más dependiente. Estás atrofiando el "músculo intelectual" que exige el análisis complejo. Si la IA es tu única fuente y tu único filtro, estás externalizando tu capacidad de razonar. La IA no es una moda, es infraestructura.

Ahora, la Inteligencia Artificial no es una app más en tu móvil que puedes borrar cuando te aburras, es una tecnología fundacional, como lo fue la electricidad o internet. Ya está redefiniendo cómo funcionan los sistemas de salud, cómo se toman decisiones económicas y cómo se educan las nuevas generaciones. Si en América Latina seguimos en "modo espectador", el riesgo va más allá de la brecha tecnológica. El riesgo es la soberanía intelectual: dependeremos de modelos, valores y decisiones diseñados por otros, sin entender la "caja negra" que opera detrás. Para no ser víctimas de nuestro propio desconocimiento, es imprescindible un cambio de mentalidad urgente.    Tú eliges el rol: ¿Pasajero o Copiloto?

La transformación tecnológica no se va a detener porque tu país no tenga una ley de IA actualizada o porque tu universidad no haya renovado el plan de estudios. La responsabilidad final recae en ti, por eso tienes dos opciones ante la próxima herramienta de IA que abras:

1.    Ser el Pasajero distraído: Miras por la ventana, dejas que el algoritmo conduzca y te bajas donde él decida.
2.    Ser el Copiloto activo: Entiendes el mapa, cuestionas la ruta, verificas las condiciones y participas en la decisión final.

La diferencia empieza por algo muy sencillo: ¿Vas a pedirle a la IA que piense por ti, o vas a usarla para pensar mejor tú?
 

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